… Flor del olvido, cartas de amor, el que las quema no sabe que enluta su corazón…, dejó escrito en uno de sus numerosos poemas populares don Manuel J. Castilla, el que perdura intacto y vigente a través de nuestro cancionero popular. Él sin dudas se refería al amor entre un hombre y una mujer.

Natalia, mi ex discípula, mi actual colega y frecuente interlocutora en la búsqueda de conclusiones, creo que intenta en este compendio de poemas y narraciones, salvar su joven incansable e inquieto corazón de un luto mayúsculo y sin fin como son los lutos de amor, salvo que se impuso preservar no un amor puntual, sino su apasionado amor de la vida plena.

Me consta la inspiración de este libro, sus hijos, su compañero, sus padres, los amigos y su capacidad de observar, disfrutar y sorprenderse con la naturaleza, con lo cotidiano, y con sus descubrimientos sobre la condición humana desde su singular mirada de mujer valiente y niña cándida.

Creo que el fin con crecer está alcanzado; con esto salva su corazón de algunos daños accidentales del fuego humano, y nos regala además la frescura de su legra y el contagio de la esperanza de denota nunca abandonar.